Toronto FC aplastó 3-0 a Portland Timbers con goles de Coello, Spicer y Kerr.
- Fernando Mendoza Nivicela
- 27 jun
- 4 Min. de lectura
El BMO Field fue testigo de una noche de bandera: Canadá, Pride y fútbol se unieron en un espectáculo inolvidable.Un equipo que volvió del receso con identidad, ritmo y hambre de redención.

En una jornada marcada por la celebración del Canada Day y el mes del Pride, Toronto FC sacó pecho ante su gente y firmó su victoria más convincente de la temporada. El BMO Field fue escenario de una fiesta tricolor, donde el fútbol, la comunidad y el orgullo se fusionaron bajo un solo grito: ¡Vamos TFC!
El inicio fue prometedor. A los 3 minutos, Kevin Long encendió la primera alarma con un cabezazo tras un córner de Coello. La hinchada, volcada desde el primer segundo, vibró con una presión alta que empujaba al equipo hacia adelante. El gol no tardó en llegar. Al minuto 10, Alonso Coello cobró una falta con maestría desde fuera del área y la clavó pegada al poste. Explosión en las tribunas y brazos al cielo: Toronto FC 1, Portland 0.

El dominio continuó. Con posesión, movilidad y transiciones rápidas, el TFC mantuvo acorralado a su rival. Al 16’, Raoul Petretta estuvo cerca del segundo con un zurdazo que se fue apenas desviado. En defensa, el equipo fue sólido y ordenado. La intensidad no bajó, y aunque el primer tiempo cerró solo con un gol de ventaja, el dominio era absoluto.
La segunda mitad fue aún mejor. Al minuto 55, Tyrese Spicer cazó un balón en el área chica tras un córner y definió de zurda para poner el 2-0. La gente en el BMO celebraba con banderas y cánticos. Toronto jugaba su mejor fútbol en meses. Portland, desconectado, apenas respondía con tibios remates como el de Surman al 60’, que rozó el palo.
La fiesta se selló en el minuto 92. Deandre Kerr, con oportunismo, empujó al fondo de la red un balón suelto para sentenciar el 3-0. El estadio explotó. Fue el cierre perfecto para una noche que unió comunidad, goles y celebración. Toronto FC no solo ganó: convenció y reconectó con su gente.

Luego de la contundente victoria de Toronto FC por 3-0 sobre Portland Timbers, el técnico Robin Fraser no escondió su satisfacción. En la sala de prensa, con tono firme pero satisfecho, dejó claro que el equipo respondió como él lo esperaba:"Cien por ciento. Desde el primer silbatazo vimos la actitud que pedimos después del partido contra New York. No podíamos desperdiciar ese segundo tiempo, y hoy salimos desde el arranque con esa energía."

Fraser hizo hincapié en la importancia del compromiso colectivo más allá del esquema táctico."No se trata de alinear a dos delanteros. Se trata de compromiso. Cada vez que fuimos al frente, hubo gente corriendo al área para buscar el gol", explicó con claridad, en alusión a la presión constante que impusieron sus dirigidos.
Sobre Alonso Coello, autor del primer gol y pieza clave en la estrategia, Fraser fue directo:"Su servicio en las jugadas a balón parado está siendo cada vez más consistente. Y eso es vital. Si la entrega es buena, los jugadores creen y corren con convicción."La ejecución en los córners y tiros libres fue una de las fortalezas del equipo en este encuentro, y Coello se llevó elogios por su precisión.
La ausencia de Lorenzo Insigne no pasó desapercibida, pero Fraser fue honesto en su explicación:
"Este partido era una oportunidad para observar a los más jóvenes. El club quiere evaluar a jugadores con contratos por terminar o préstamos. Tenemos que tomar decisiones de cara al futuro."
Y dejó claro que la renovación no es una excusa sino parte del plan:"Los chicos que entraron lo hicieron con energía, los del banco también. Cuando alguien cometía un error, otro lo respaldaba. Se sintió como una actuación de equipo real."
Incluso habló con humanidad sobre la baja de Luka Gavran por motivos personales:"Hay vida fuera del fútbol. Luka nos avisó hace una semana, y entendimos que necesitaba su espacio. Así debe ser."
Con un equipo que empieza a parecerse al que imaginó a inicios de temporada, Fraser cerró la noche con un mensaje contundente:"Esto es lo que tiene que hacer un equipo. No importa quién falte, el que entra tiene que dejarlo todo. Y hoy lo hicieron."
Una de las figuras más destacadas del encuentro fue Alonso Coello, quien abrió el marcador con un gol de tiro libre que desató la euforia en el BMO Field. Fue su primer tanto como profesional, y no podía haber llegado en mejor momento.

"Pensé que estaba muy cerca para intentar ponerla por encima de la barrera. Había muchos cuerpos en la trayectoria y creí que al portero le costaría reaccionar... y tuve razón", explicó con sencillez, aún con la emoción reflejada en el rostro.
Pero más allá del gol, el mediocampista español valoró el esfuerzo colectivo como la verdadera clave de la victoria."Fue una actuación sólida del equipo, en esfuerzo, en concentración, en cómo los extremos bajaron a marcar, cómo la defensa habló, cómo todos estuvimos unidos. Y cuando eso pasa, con balón también se nota", describió Coello, destacando la compacidad y coordinación que mostró el grupo.
Sobre la evolución del equipo desde el partido ante New York, el ‘6’ fue claro: "El segundo tiempo del miércoles nos cambió la mentalidad. Jugamos con confianza, tomamos riesgos, y eso queríamos repetir hoy. Salimos a la cancha creyendo en el compañero al lado", comentó con madurez, apuntando a una transformación de actitud más que táctica.

También reflexionó sobre la escasez de goles a balón parado en el equipo: "Hoy hablaba con uno de los preparadores físicos sobre eso. Apenas nos dan faltas cerca del área. Quizás porque no regateamos tanto o no obligamos a los rivales a cometer faltas. Pero hoy se nos dio y lo aprovechamos", dijo entre risas, como quien rompe una racha con alivio.
Finalmente, valoró el tridente que formó en el medio junto a Matty Longstaff y Maxime Dominguez:"Nos complementamos bien. Matty cubre mucho campo, Maxime se mueve entre líneas, y eso me deja a mí enfocarme en lo que mejor hago. Hay buena conexión entre nosotros y eso se nota en el juego".
Estar en este partido fue lo mejor que me ha pasado y ver ganar al Tfc que alegria parce